Al observar con atención la arquitectura de un lugar podemos saber cómo vivían, qué pensaban, incluso en qué creían las personas de una determinada época. Es como leer un libro.
"Así es, Memoriosa, la arquitectura nos habla de nuestra historia. Por ejemplo, mirando las construcciones de inicios del siglo XIX podemos notar que lo que buscaron las personas de la época fue una arquitectura que concordara con los valores de la nueva República. Para eso trajeron desde Europa a numerosos arquitectos, principalmente franceses, para que trabajaran en el diseño de la ciudad", me explicó el Búho Medina que -como es un búho- es un ser muy observador.
"A mediados del siglo XIX se encargó a estos arquitectos el diseño de importantes edificios estatales como el Congreso Nacional y el Teatro Municipal. También se les pidió que formaran las primeras escuelas de arquitectura", continuó.
Mi amigo búho también me explicó que desde mediados del siglo XIX, el auge económico (relacionado con la minería) también se tradujo en una transformación arquitectónica, en especial de las viviendas urbanas: la austera casona colonial fue reemplazada por mansiones de estilo europeo.
También me dijo que si avanzábamos un poco en el tiempo, llegaríamos a otro hito que marcó nuestra arquitectura: la celebración del Centenario nacional en 1910.
"Para celebrar los 100 años de la República se realizaron muchas construcciones que buscaban ser un símbolo de los logros alcanzados durante el primer siglo de vida independiente. Los edificios más emblemáticos de la celebración fueron los Tribunales de Justicia, la Estación del Mercado (hoy Centro Cultural Mapocho), el Palacio de Bellas Artes y nuestra casa, la Biblioteca Nacional", finalizó el sabio búho.
Los invito a mirar una galería de fotos que retrata lo que me contó el Búho Medina.
Memoriosa.